Caos o destino

Nadie decide el día de su nacimiento y pocas personas el de su muerte. Tampoco escogemos nuestras enfermedades o infortunios. Nacer, morir y sufrir, por ser realidades fundamentales que escapan a nuestra voluntad, plantean dos preguntas paralelas: ¿quién mueve los hilos de nuestra existencia?, ¿quién mueve los hilos del mal? Según Marco Aurelio hay tres respuestas: Caos ciego, Destino inmutable o Providencia buena.

El Caos como explicación_en realidad, como negación de toda explicación- ha tenido pocos defensores. Uno de los más famosos, Nietzsche, escribe: «He encontrado en las cosas esta feliz certidumbre: prefieren danzar con los pies del azar». La respuesta es antigua, se remonta a los filósofos presocráticos y a los sofistas contemporáneos de Sócrates. Aparece ridiculizada en «Las nubes», la famosa comedia en la que ARistófanes se burla de la educación de los sofistas que niegan la divinidad y la sustituyen por el Caos. Al joven discípulo se le hace prometer no reconocer más dioses que las tres divinidades veneradas por los sofistas: el caos, las nubes y la lengua. El maestro sofista asegura que ya no existe Zeus. El asombrado alumno pregunta quien reina entonces. Y la respuesta es rotunda: «REina el Torbellino, que ha expulsado a Zeus».

(Los filósofos Sofistas surgieron en Grecia tras las Guerras Médicas. Pretendían transmitir sus conocimientos, principalmente político oratorios y filosóficos, a cambio de unos honorarios. Se llegó a decir que podían defender cualquier tipo de causa gracias a su dominio de la retórica).

¿De veras nos gobierna el Caos? La danza de las cosas parece demasiado bella y demasiado compleja para ser efecto del azar. Es patente que sobre la realidad impera una ley no humana. Las leyes físicas y biológicas están muy por encima de la alta tecnología, son programas de precisión que repiten una actividad incansable e inexorable. El Azar no puede regir todas estas cosas. Sólo puede ser un algo: Destino o Providencia. (Borges).

Homero no supo a qué carta jugar y jugó las dos: las Hilanderas (personificaciones del destino) tejen las líneas maestras de nuestra vida; los dioses (personificaciones de la Providencia) no pueden evitar el Destino, pero pueden obrar dentro de sus márgenes: favorecen al hombre justo, castigan al injusto y toman decisiones capaces de cambiar el rumbo de una vida. En cierta ocasión, Zeus se dirigió a su hijo Hermes y le dijo: » Puesto que tú eres el mensajero, ve a comunicar a la ninfa de lindas trenzas nuestra firme decisión: la vuelta a Ulises el sufridor, pues su destino es que vea a los suyos, que llegue a su casa de alto techo y a su patria». El regreso de Ulises estaba decidido por el Destino, pero a los dioses les estuvo permitido complicarlo durante veinte años y sembrarlo de penalidades.

Después de Homero, los que apuestan por el Destino integran la postura deísta, representada por el estoicismo antiguo y la Ilustración Moderna. Atribuyen la aparición del Cosmos a una Ley universal impersonal, un Principio divino inmanente a todo el mundo, un logos que impone su ley de forma necesaria. En el contexto de este fatalismo, la menguada libertad humana consistirá en identificarse con el Destino. El ejemplo clásico es el del perro atado a la parte trasera de un carro; si quiere seguirlo, recorrerá el mismo camino que si fuese arrastrado, en caso de no querer. Eso mismo le sucede a los hombres: Aunque se rebelen, se ven obligados a cumplir lo previsto por el Destino. En nuestro siglo, la mejor formulación de esta postura corresponde a Einstein: «Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la armonía de todo lo que existe, pero no en un Dios que se preocupa del destino y las acciones de los hombres».

(Estoicismo: Escuela filosófica fundada por Zenón de Citium hacia el 300 a. C. La doctrina estoica es principalmente moral: la meta del hombre es una sabiduría entendida como virtud, ejercida al cumplir el orden fatalmente impuesto por la naturaleza. La moral estoica aspira a sofocar las pasiones hasta llegar a una apatía completa. Su concepción de lo divino es un panteísmo naturalista. Séneca fue el más famoso de los estoicos.)

Cuando el rey Lear y su hija Cordelia son condenados a prisión, Lear anima a su hija: «Vayamos a prisión! Allí viviremos y cantaremos como pájaros enjaulados. Allí rezaremos y contaremos viejos cuentos. Y nos reiremos de las mariposas de colores. Oiremos a los infelices referir las novedades de la corte, y comentaremos con ellos quién pierde, quién gana, quién asciende o quién cae. Y poseeremos el misterio de las cosas, como si fuésemos espías de los dioses. Y sobreviviremos entre los muros de nuestra prisión a las sectas y a los poderosos que a merced de la Luna surgen y sucumben.»

El enigma del m…

El enigma del mal. José Ayllón Vega

El protagonismo del mal en la vida humana es evidente, llena las páginas de sucesos cada uno de los 365 días del año. Con sus múltiples tentáculos, nos incordia constantemente y llega a presentarse insoportable y trágico en ciertas ocasiones. Es la realidad humana más desconcertante, pues en su descripción figuran tres adjetivos abrumadores: universal, inevitable e incomprensible.

La reflexión sobre el mal se presenta inseparable de todo lo que decimos sobre Dios, es el gran argumento del ateísmo y, a la vez, su carácter demoledor y misterioso hace que sólo un Dios pueda explicarlo y vencerlo.

LA ETICA  

ETHIKE

Los diccionarios definen la Ética como el estudio de la moral y la virtud (teoría); y la moral como la conducta de acuerdo a normas de lo correcto y el buen vivir (praxis); y estas normas a su vez serían los medios de orden social conocidos de manera generalizada como los “diez mandamientos”; y para una gran mayoría, solo les interesa conocer hasta aquí.

La Ética es una sub-rama de la Filosofía, y para entender su sentido filosófico hay que explicar primero a esta última. La Filosofía (a pesar de su lenguaje para algunos aparentemente pretencioso y ostentoso) es la actividad que intenta comprender a través de preguntas y argumentos, el Universo y el sentido de su existencia. Su principal rama de estudio es la Metafísica (más allá de la Física), la cual se hace preguntas que trascienden a la realidad y sus leyes, tales como: ¿Qué?, ¿Quién? y ¿Por…

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